Como viajero siempre me ha gustado compartir mis experiencias. Sé que esto puede llegar a ser aburrido para el que escucha. Es difícil transmitir las emociones que sentimos al mezclarnos con gentes extrañas de todas las razas y colores, pelirrojas o morena. Al menos que seas un gran escritor de viajes será complicado transmitir todo lo realmente relevante, aquello que se guarda en el corazón. Pese a ello y quizás  en un ejercicio de futilidad lo intentaré.   Quizás sea el destino elegido lo de menos, aunque mis preferencias son las grandes metrópolis y en particular las de Asia, es el camino recorrido y las gentes con las que entablas contacto: los amigos que se hacen al andar y compartir sin pedir nada a cambio, la parte más importante de este nomadismo moderno, de huida hacia adelante y de búsqueda interior. Creo que cada viajero tenemos un lugar favorito, un destino preferido a donde llegar en nuestro vagar. Ese lugar donde creemos que se encuentra nuestro paraíso particular. Puede ser una isla desierta, una playa de arenas blancas rodeada de cocoteros. Para otros será una bohemia ciudad de caros cafés y bonita arquitectura. Para los menos el destino no es importante. Como he dicho yo siempre he sentido predilección por oriente, no se la razón. Quizás sea esa mezcla de modernidad y tradición, serán los antiguos relatos leídos de niño o la fascinación por culturas lejanas. No lo se. Saludos desde algún lugar del mundo.