Saigón. Ciudad Ho Chi Minh
- mlechuga
- 20 nov 2018
- 3 Min. de lectura

Ho Chi Minh city, más conocida con su antiguo nombre de Saigón, es la ciudad más populosa de Vietnam y todo un icono para cualquiera que haya vivido ya en edad adulta los 60 y 70 del pasado siglo. No Tendría yo muchos años cuando la antigua capital de Vietnam del Sur cayó abandonada por sus protectores americanos ante el avance imparable de las tropas norvietnamitas. Posteriormente, el cine, con películas de mejor o peor factura que trataban sobre la 2ªguerra de Indochina, más conocida como la guerra de Vietnam, dibujó esta urbe en el imaginario colectivo.
Mi primera visita a esta megalópolis fue algo no planeado, mi destino era Asia, pero bastante más al oeste, aunque las circunstancias son caprichosas cuando decides recorrer los caminos de tu próxima aventura, y esta vez lo fueron. Un desastre natural truncó mi deseo de visitar el norte del subcontinente indio y tras unos días pensándolo tomé la decisión: Vietnam, Saigón. Cojo un avión y allí me planto sin tener mucha idea de lo que me voy a encontrar y conociendo más bien poco del desarrollo del país y de su más importante y rica ciudad en las últimas décadas.
Tras abandonar el aeropuerto tomo el autobús que se dirige al centro de la urbe. La primera visión es impactante: centenares de ciclomotores atestan cada una de sus calles, el ruido de los cláxones es ensordecedor, el respeto por las normas de circulación nulo, pese a ello raro es el accidente. De hecho solo llegué a ver uno (y sin consecuencias graves) durante las semanas que pasé por allí.
El tráfico se organiza como una especie de danza que sigue una coreografía difícil de interpretar en tu primera visita. Cruzar la calle te parecerá todo un desafío casi imposible. El tiempo, la experiencia y la observación te lo pondrán más fácil si logras integrarte entre sus gentes, durante una estancia lo suficientemente larga. Tras un no muy dilatado trayecto, media hora quizás, llego a mi destino. El mío y el de otros muchos viajeros y turistas occidentales: Bui Vien street, lugar de encuentro de mochileros y donde se centra la vida nocturna para el viajante más joven y deseoso de entablar una conversación entre frías cervezas. Calle de hoteles baratos, bares y de algún que otro prostíbulo donde menudas meretrices de altos tacones y pálida piel ejercen su trabajo con mayor o menor fortuna. Una de ellas, sexy pelirroja de bote, me intenta seducir con su sonrisa. No puede ser, mis dongs son limitados.
Tras el pertinente "cheking" en un pequeño hostal, me dirijo al parque que me parece haber visto no muy lejos. En él, decenas de jóvenes saigoneses hablan con los turistas con el propósito de mejorar su inglés. No encontrarás (quizás) otra ciudad donde te sea más fácil comunicarte con sus ciudadanos y disfrutar de una distendida charla. Durante mi estancia, a la caída de la tarde, sera de obligatorio cumplimiento la rutina de sentarme en un banco y esperar que algunos estudiantes se acerquen a charlar durante un rato, sometiéndome con entusiasmo a su interrogatorio.
Saigón no tiene termino medio, la odiarás o la amarás. Será calor sofocante, repentinos diluvios, ruido ensordecedor, humo, atascos, aceras intransitables y sudor, mucho sudor.... o puede que sea el mayor (y más barato) paraíso gastronómico que jamás hayas visitado, será un lugar de gentes extrovertidas, amables, amigables, encantadoras; serán distritos de modernos edificios y otros de arquitectura colonial, mercadillos callejeros, fría cerveza en compañía, modernidad y exotismo a partes iguales. Pará mí fue todo lo segundo y sin duda uno de mis paraísos urbanos del continente asiático.
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